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miércoles, 23 de abril de 2008

poema de voces en el viento


HAY VOCES EN EL VIENTO QUE HABLAN...



Hay voces en el viento que hablan,

gritos mudos que revientan en el aire

y llenan de túneles el corazón.

Son hilos de luz

que se hunden hasta el hueso,

ráfagas de campanas sordas

que retumban en la médula,

brasas tristes que salen

de la humedad de los recuerdos

y se instalan como setas

en el interior del tuétano.



Yo no sé qué quieren,

por qué prefieren la amargura del invierno

al dulce vendaval de primavera

que también late en mi cerebro,

por qué ocultan su rostro

bajo el musgo de la piedra

y entierran el sol en el abismo

más profundo de la pena,

si a su lado crecen las estrellas

como racimos fértiles

en las cepas desnudas de la seda.



Hay farmacias dormidas en el alma

que no admiten recetas de alegría,

boticas infectadas de tristeza

que contaminan las venas y los huesos

y pueblan la garganta de palomas tuertas.

Son fórmulas magistrales

que inventó el diablo

para vaciar las negras cataratas del abismo

en la corriente desbordada de mis versos.

Son cepos amargos,

sótanos anegados de negrura

que estallan en la boca

como obuses de sombras

en mitad de la noche.



Yo no sé cómo llegan,

cómo hunden sus raíces

en mi corazón solitario

y revuelven la salitre

fermentada del abecedario.

Yo no sé a qué han venido

ni por qué se quedan atrapados

en el azufre del calendario,

pero pienso, compañera,

que solo tus manos y tus largos abrazos

podrían hacer que se mudaran barrio

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